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Mostrando entradas de octubre, 2010

Mis lágrimas

Quisiera dejar libres mis lágrimas, que corran por mis mejillas y que nutran abundantemente la tierra que está al rededor de mis pies, quisiera arrancarme del pecho este dolor que me mortifica y no me permite ser felíz, quisiera borrar todo eso que me ha hecho sentir así. Quisiera deshacerme de los roedores que abundan en mi corazón, desechar las gusaneras de mi mente y limpiar el fango de mis manos, tocar tus blancos vestidos, sentarme en tu sala y gozar de la pureza del aire que tu respiras, quisiera ser como tu, alcanzar misericordia y descansar en el gozo de tu casa. Hoy he aprendido a sufrir, pude vivir en carne propia la agonía de no poderte alcanzar, de verme privado a entrar, pude sentir ese tormento en mi corazón, al meditar hoy, mis lágrimas brotan llenas de ilusión, ya no hay sufrimiento, esperanza es el fruto de mi dolor, había sido feliz, solo felicidad, no había dolor, no había error, no había aprendido a depender de ti, no había aprendido a confiar en tu brazo, ni a busc...

Sentir pesar no es suficiente

Los caminos son rectos, las decisiones curvas, los destinos extraños y el regreso es una tortura que agobia mi conciencia, una tortura que purifica mi alma, que la limpia y hace arder el más mínimo despojo del pasado, pasado que controla, que me reduce y busca asfixiarme. Así eres tu, no varias, no cambias, no cedes ante el capricho ciego de mi orgullo, ni ante los deseos de ímpetu inmaduro, no aceptas excusas ilusas, así eres tu, pides humildad, exiges obediencia, brindas paz, justicia y misericordia, misericordia que busco para darle paz al infierno de mi alma. Alma atribulada con los horrores del infierno que llora la desdicha de la desobediencia, la cosecha del fruto del pecado, sentir pesar no es suficiente, lo he sentido antes, no he encontrado el camino, mis ojos estan cegados, cegados por mis deseos, velados por la lejanía de su luz y su presencia. Haz hablado a mi alma, tu voz a estado incesante en mi oido, tu paz, si tu maravillosa paz a consolado a mi corazón atormentado po...

Su nombre

Su nombre golpea a mi mente, preciso, constante, noble, como buscando un lugar para ser feliz, un lugar para descansar, un lugar para amar, su nombre hace que los latidos se agiten en mi corazón, que mi piel sufra de emoción, es como el sonido de los árboles en otoño que anuncian la huida de hojas secas y trae nuevo aire que me exige que le deje entrar, que le cobije entre mis brazos y que reciba de la ternura que hay en su mirada. Su nombre es como la vereda de primavera, fresca, deseable, hermosa, es como la vereda que conduce a un campo infinito de nubes blancas, con cantos y voces nobles, su nombre es el resultado del destino que constantemente le coloca frente a mi, en mi camino, su nombre es como la fruta alta, inalcanzable para el impaciente, costosa para el comerciante, inigualable a mis ojos que durante años te han admirado. Su nombre es como la brisa nueva, que se escapa del mar para hacerme sentir su rocío, para refrescar mis manos en tus mejillas, para mostrarme el camino a...

Terminó

Con el afilado bisturí de tus palabras abriste mi pecho, tomaste con tus manos mis entrañas y las extirpaste, bañado en sangre, cubierta de sangre, con la sonrisa malvada en tu semblante, con mi dolor profundo, acabaste con el más mínimo aliento de esperanza que en mí había.

La estrella que puse en tus manos

Hace unos meses saliste huyendo, corriendo, buscando el lugar más lejano, fuera del alcance de mis manos, te fuiste llorando, tratando de escapar de la realidad que nos formamos, no quería dejarte ir, si tu te marchabas yo lo haría contigo, te alcanzaría, estaría contigo hasta el fin del mundo, en la montaña, en la fuente, frente a la iglesia, entre las estrellas que vacilaban en el firmamento. Hace unos meses corrí detras de ti, me iría contigo, no podía aceptar que te marcharías, que me dejarías, que todo lo que habíamos vivido se olvidaría, a veces las noches compartíamos, en la salida del hospital el mundo cambiaríamos, siempre veía tus ojos, el brillo en tu oscura mirada siempre crecía, los errores del pasado aún dolían, las lagrimas abundantes siempre volvían. Hace unos meses que observaba el cielo, no había lluvia, no habían nubes, la luna brillante, enorme, inalcanzable, suspendida a la distancia iluminaba nuestros pasos en las calles de piedra, acompañaba nuestras voces en el ...