Ir al contenido principal

República Sin Primavera

No quisiera excusar los argumentos tristes de los que extrañan los huesos de aquellos que una noche se fueron con las manos atadas y las bocas cerradas, con sus ojos relucientes de nostalgia, nunca volvieron, nunca volvieron sus voces, sus hijos olvidaron el idioma del padre, no vieron sus manos de campesino con fuerza labrar la tierra.

No quisiera aceptar que este mundo no es cuerdo, cuando escucho a la cría del tirano, que no había justicia y por eso la muerte, que se amenazaba la libertad y por eso la muerte, ¿la libertad de quién? ¿las cadenas de quién? ¿la condena de quién? ¿la sangre de quién? ¿la justicia para quién? ¿la muerte de quién?

No quisiera encontrar al verdugo que camina y duerme tranquilo, mientras el llanto de las madres se apaga con su gastada vida, no quisiera que me alcance la nostalgia del único amado que se roba el suspiro por el desaparecido, no quisiera aceptar la osadía de la barbarie, ni la desfachatez de justificar la podredumbre y la codicia.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de Independencia

Mientras el celeste manto pierde la batalla ante las nubes cargadas de agua que se extienden infinitamente sobre mi cabeza y el cálido sol agoniza en plena oscuridad siento dentro de mí al corazón que se ha revelado y busca deshacerse de tu amor, está en cruenta lucha para abandonar las espigas de tus manos y superar al veneno de tus labios, mientras yo sofocado por los sentimientos que se encuentran sin piedad en la batalla, trato de tomar un respiro para no sucumbir ante el dominio de tu mirada. Me atacas con los recuerdos dulces que una vez construimos y me torturas con las palabras tiernas que seducian mis tímpanos que se derretían ante la vibración de tu voz, desfallecido después de tanto amor, adolorido por tanta desilusión, desesperado por la apatía de tu corazón, no quiero beber más de tu boca, no deseo aparcar más en tu silueta, no deseo ser más prisionero de la calidez de tu cuerpo ni sentir las espigas de tus manos en mi cintura. Agotado por tanto año que he dependido de tus...

Dibujaste una sonrisa

Estaba allí afanado, no creo me hayas visto, secretamente me detuve, respiré pausado, te admiré, dirigiste tu mirada hacia mi, de lejos me dibujaste una sonrisa, tomaste un suspiro y jugando con tu cabello te marchaste, la sonrisa se quedó conmigo para hacerme recordar lo que me haces sentir.