No hago más que recordar tus párpados cansados,
esos últimos días te acercabas a mi con el alma expuesta,
hablabas como si sabías que eran los últimos consejos que me darías,
bromeabas como si sería la última vez que reirías,
cuanto te amo padre,
aunque llegué a sentir que un día te irías,
no quise imaginar que dirías hasta pronto esa mañana, ese sábado,
que lo hubiese querido eterno para que no terminara con tu partida.
Cuan dichoso me haces cada día,
al pensar en tus gestos de cariño sincero,
puedo aprender lo que debe ser un padre,
empeñado siempre en la felicidad mia y de mis hermanos,
tantas cosas me enseñaste en esas últimas semanas,
me hiciste ver que uno debe expresar que ama antes que sea tarde,
abriste mi mente a lo que está por venir.
Eres el único que me comprendía a cabalidad,
tus sueños son muy míos, y los míos siempre fueron muy tuyos,
a veces, veo al horizonte buscando tu mirada,
mi alma llora en silencio porque la vida decidió que te adelantarías,
muchas veces he necesitado de tu consejo,
y sabes, siempre lo encuentro, cuando pienso en ti,
cuando trato de estar cerca de ti, al pie de tu sepulcro,
a veces escucho tu voz en mis sueños,
siento tu presencia en mi habitación,
pero lo más bello es que siento que me consuelas como cuando era niño.
Como te extraño Don Alfredo, pero que le voy a hacer, si de aquí en adelante,
seremos solo tu ejemplo, tu recuerdo y yo.
esos últimos días te acercabas a mi con el alma expuesta,
hablabas como si sabías que eran los últimos consejos que me darías,
bromeabas como si sería la última vez que reirías,
cuanto te amo padre,
aunque llegué a sentir que un día te irías,
no quise imaginar que dirías hasta pronto esa mañana, ese sábado,
que lo hubiese querido eterno para que no terminara con tu partida.
Cuan dichoso me haces cada día,
al pensar en tus gestos de cariño sincero,
puedo aprender lo que debe ser un padre,
empeñado siempre en la felicidad mia y de mis hermanos,
tantas cosas me enseñaste en esas últimas semanas,
me hiciste ver que uno debe expresar que ama antes que sea tarde,
abriste mi mente a lo que está por venir.
Eres el único que me comprendía a cabalidad,
tus sueños son muy míos, y los míos siempre fueron muy tuyos,
a veces, veo al horizonte buscando tu mirada,
mi alma llora en silencio porque la vida decidió que te adelantarías,
muchas veces he necesitado de tu consejo,
y sabes, siempre lo encuentro, cuando pienso en ti,
cuando trato de estar cerca de ti, al pie de tu sepulcro,
a veces escucho tu voz en mis sueños,
siento tu presencia en mi habitación,
pero lo más bello es que siento que me consuelas como cuando era niño.
Como te extraño Don Alfredo, pero que le voy a hacer, si de aquí en adelante,
seremos solo tu ejemplo, tu recuerdo y yo.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Por favor no griten!