Diariamente hablaba contigo, de las cosas que por hacer, de los caminos ya recorridos, algunos tuyos, algunos eran exclusivamente míos, siempre creíste en mi, nunca me criticaste, me corregíste, eso sí, casi cada día, alimentaste mi mente, ampliaste mi visión, pusiste mi vista en el horizonte, mis manos en el trabajo, y mis pies bien pegaditos a la tierra, siempre supe que tu partida estaría llena de este grande dolor.
Hoy que ando lejos, te busqué un regalo, triste fue darme cuenta que ya no estas a mi lado, es un gran vacio, es un gran legado, hoy que ando cumpliendo tus sueños que ahora son míos, solo debo aceptar que ya no estas.
Que no volverás, eso es cierto, que no te fuiste, también lo es, mi único consuelo es que un día llegaré donde tu estás, te abrazaré fuerte, seguro se repetirán las lágrimas de ayer, que son las de hoy.
Se que estarás felíz, y podré contarte lo lindo que ha sido vivir y cumplir tus sueños.
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