Me encontré una estrella chiquitina y sonriente, era una tarde soleada
y aún así su luz era mayor de la que iluminaba mi día.
Tenía una voz suave que inspiraba ternura, palabras torpes por su corta edad, sus ojitos negros y redondos eran solo las ventanas a un mundo imaginario, lleno de arco iris y nubes de algodón.
Mucho tiempo medité sobre ti, de como la vida se alegraba al verte sonreír, sin querer,
sin intención te robaste una gran parte de mi corazón.
Me emociona estar a tu lado, ser parte de ese mundo lleno de ilusión que hace volar la imaginación.
La tomaré de la mano, correré a su lado, la he visto llorar cuando se apagó nuestro sol, la he visto reír por la locura de los dos, la veo en el cielo, en el firmamento brillando como ninguna otra en comparación,
me consuela saber que es parte de mi.
Esta estrellita no es de oro, no es de cristal, es tan solo mi hermanita
que me sorprende por su capacidad de ser feliz.
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