Hoy desperté con la sed de tus labios, con el anhelo de tu sonrisa que descansa sobre tu sonrojada piel, esa sonrisa que ilumina mi camino aún como el sol al medio día, salí corriendo para encontrarte y así beber de tu refrescante semblante, el cielo azul me invitaba a volar tan alto como para jugar con las nubes y hacer figuras de algodón, cómo podré elevarme me pregunté, y de pronto entre verdes praderas de alas blancas y fuertes cascos un pegaso encontré.
Con discimulo subí en su lomo de su cabello le sujeté, siendo el jinete le ordené que se elevara y te encontrara de nuevo mi dulce amor, con sus alas fuertes emprendimos el vuelo, tomé de las nubes un ramo de rosas blancas, puras, llenas de ilusión, entretejí una girnalda de girasoles que giraran en torno a tí, en mi camino encontré algunas gabiotas que preguntaban para quién eran tan lindos presentes, sin cerrar mis ojos te imaginé allí, de carita sonriente, de mirada profunda, lleno de ilusión me sentí, al ver mi rostro dedujeron que esos presentes únicos eran todos para tí.
Rompiendo el viento como el águila te divisé a la distancia, estabas entre flores y eras tu la más bella, cantando tus canciones esperabas por mi amor, sabías que correría a tus brazos para morir de la risa, una margarita en tu mano moría pétalo por pétalo para poder testificar que te amo, volando en círculos descendentes me acercaba al manantial que había salido a buscar, me acercaba a tí, bajé presto con la girnalda y el ramo de rosas, ambos corrimos a nuestro encuentro, tus brazos abiertos para recibirme y el palpitar acelerado me hace sonreir, sonreir porque te amo, porque tu estas aquí, te tomé tan fuerte que supiste que jamás te dejaría ir, los girasoles obedientes se dirigieron a tí, si a la izquierda o a la derecha, te seguían a ti, era la luz que buscaban, la luz que les permite vivir, una rosa blanca se escapó del racimo y se trepó en tu cabello, a forma de corona, no era tan bella como tu princesa.
Te tomé de la mano te hice girar para admirar toda tu belleza, te tomé en mis brazós y corrí para que escaparamos en el lomo de pegaso, sus fuertes piernas galoparon y sus alas fuertemente se agitaron, tu y yo en su regaso, la enorme ilusión y un lindo beso que saciaba mi sed fueron el inicio de nuestro vuelo infinito, donde el horizonte siempre se alejaba y nosotros juntitos seguímos luchando por alcanzar.
Un mundo infinito encontré en tus brazos, las aves del paraíso se quedaron atras, bebiendo de la miel de tus rosas, los girasoles te buscan y mantienen sus pétalos al cielo esperando que aparezcas, yo te llevo en mis brazos en busca del horizonte llenos de felicidad, nuestra fuga inició, y nunca encontrará un final...
Con discimulo subí en su lomo de su cabello le sujeté, siendo el jinete le ordené que se elevara y te encontrara de nuevo mi dulce amor, con sus alas fuertes emprendimos el vuelo, tomé de las nubes un ramo de rosas blancas, puras, llenas de ilusión, entretejí una girnalda de girasoles que giraran en torno a tí, en mi camino encontré algunas gabiotas que preguntaban para quién eran tan lindos presentes, sin cerrar mis ojos te imaginé allí, de carita sonriente, de mirada profunda, lleno de ilusión me sentí, al ver mi rostro dedujeron que esos presentes únicos eran todos para tí.
Rompiendo el viento como el águila te divisé a la distancia, estabas entre flores y eras tu la más bella, cantando tus canciones esperabas por mi amor, sabías que correría a tus brazos para morir de la risa, una margarita en tu mano moría pétalo por pétalo para poder testificar que te amo, volando en círculos descendentes me acercaba al manantial que había salido a buscar, me acercaba a tí, bajé presto con la girnalda y el ramo de rosas, ambos corrimos a nuestro encuentro, tus brazos abiertos para recibirme y el palpitar acelerado me hace sonreir, sonreir porque te amo, porque tu estas aquí, te tomé tan fuerte que supiste que jamás te dejaría ir, los girasoles obedientes se dirigieron a tí, si a la izquierda o a la derecha, te seguían a ti, era la luz que buscaban, la luz que les permite vivir, una rosa blanca se escapó del racimo y se trepó en tu cabello, a forma de corona, no era tan bella como tu princesa.
Te tomé de la mano te hice girar para admirar toda tu belleza, te tomé en mis brazós y corrí para que escaparamos en el lomo de pegaso, sus fuertes piernas galoparon y sus alas fuertemente se agitaron, tu y yo en su regaso, la enorme ilusión y un lindo beso que saciaba mi sed fueron el inicio de nuestro vuelo infinito, donde el horizonte siempre se alejaba y nosotros juntitos seguímos luchando por alcanzar.
Un mundo infinito encontré en tus brazos, las aves del paraíso se quedaron atras, bebiendo de la miel de tus rosas, los girasoles te buscan y mantienen sus pétalos al cielo esperando que aparezcas, yo te llevo en mis brazos en busca del horizonte llenos de felicidad, nuestra fuga inició, y nunca encontrará un final...
Comentarios
Publicar un comentario
¡Por favor no griten!