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Rumbo al paraíso

Estaba decidido a seguir, correr al aire libre por la calle infinita que estaba bajo de mi, estaba dispuesto a sentir la llama de la libertad que aviva el viento, que, sin preguntar llega y se va, seguir con los reflejos del sol en mis pupilas vislumbrando un mañana distinto, no sabía que encontraría al llegar al final del sendero, de lo que si estaba seguro es que no quería volver atras, al pasado, al ayer, al olvido, no quería volver a tus brazos, a tus mejillas, a tus labios tibios, empalagosos, enviciantes, posesivos y desesperantes.

Estaba decidido a reventar las cadenas de tu recuerdo, a salir de la oscuridad de tu guarida, humeda, polvorienta, asfixiante, estaba decidido a luchar contra los sonidos incrustados en mi psique, estaba dedicido a escalar la montaña alta, a buscar el aire puro, a ampliar mi horizonte, a buscar la luz de la mañana, a sentir la tibieza del amante de la luna, de avivar la llama de la libertad casi extinta, de aminorar los efectos y dolores de las marcas de tus uñas, estaba dispuesto a jugar con las nubes, rehacer las siluetas sobre la celeste bruma, a morder los azúcares de la caña, a jugar con la corriente del río, a disfrutar de la brisa de la cascada, a sentir la suavidad del pasto en mi espalda, a cerrar los ojos y soñar.

Hoy, hace muchas noches que emprendí la huida, hace muchas mañanas que desprecié tus caricias, hece muchos días que no extraño tu boca, hace tiempo ya que me armé de valor para correr a prisa para alcanzar al viento, huir de tu presencia, alcanzar la embarcación que me liberaría, hoy cuando me siento a descansar y reflexionar no puedo decir que no te amé, no puedo decir que no te extraño, no puedo decir que ya te olvidé, no puedo ocultar que aún me duelen las marcas que dejaste en mi piel, no puedo esconder que a veces desearía volver, no puedo negar que mi amor fue sincero, dulce, inocente, infantil y despreocupado, no puedo decir que nunca fui felíz, porque siempre había fiesta en tus brazos, porque siempre bailamos en la oscuridad, al inicio siempre disfruté de tu presencia y siempre supimos que estabamos allí, cerca, juntos, nuestras manos atadas no permitían la distancia, nuestros momentos ocultos eran para alejarnos del bullicio de la vida, de tus padres y hermanos, para encontrar el atajo de mi corazón al tuyo, es lindo recordar que nuestros ojos cerrados se veían disfrutando del arcoíris en la oscuridad y de las constelaciones que surgían en la imaginación de nuestro puro amor.

Hoy que veo el ayer ya no siento el dolor que hace un tiempo sentí, ya no siento la amargura cuando por compromiso mordí tus labios, ya no siento la ansiedad del adicto por volver a tu lado, cierro los ojos y sigue iluminado mi camino, los astros dislumbran de luz, puedo sentir hacia donde ir, puedo saber que casi lo he logrado, se que puedo partir en las alas del viento, dormir en el algodón blanco y puro del verano, puedo disfrutar de la sinfonía del grillo antes de dormir, escuchar como baten sus extremidades para musicalizar mis sueños, mis anhelos, mis más profundos deseos, sentir la paz que hace mucho tiempo no sentía, escuchar la voz divina que me guía, sentir la inspiración que me tranquiliza, hoy, muchos días después puedo decir que cási lo he logrado, si, cási lo he logrado, solo me falta encontrar en lugar cálido para descansar y nunca más abandonar, y por cursi que suene voy a correr, voy a vivir, a esperar, a encontrar ese paraíso llamado amor.

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