Estaba decidido a seguir, correr al aire libre por la calle infinita que estaba bajo de mi, estaba dispuesto a sentir la llama de la libertad que aviva el viento, que, sin preguntar llega y se va, seguir con los reflejos del sol en mis pupilas vislumbrando un mañana distinto, no sabía que encontraría al llegar al final del sendero, de lo que si estaba seguro es que no quería volver atras, al pasado, al ayer, al olvido, no quería volver a tus brazos, a tus mejillas, a tus labios tibios, empalagosos, enviciantes, posesivos y desesperantes. Estaba decidido a reventar las cadenas de tu recuerdo, a salir de la oscuridad de tu guarida, humeda, polvorienta, asfixiante, estaba decidido a luchar contra los sonidos incrustados en mi psique, estaba dedicido a escalar la montaña alta, a buscar el aire puro, a ampliar mi horizonte, a buscar la luz de la mañana, a sentir la tibieza del amante de la luna, de avivar la llama de la libertad casi extinta, de aminorar los efectos y dolores de las marcas ...