Anónimo

Perseverante el reloj recorría las horas, día tras día, giraba sin final.

Estaba allí esperandote en una banquita de empuñadura de hierro, mis ojos te esperaban ansiosos, su brillo solo buscaba tu piel, la soledad me abrazaba y no se quería marchar, no llegaste, me fuí. Tu voz llegó a mis oidos, decires confusos, decires tristes, decires confusos, la banquita te esperó junto con la soledad para que te sentaras, pasaste de largo y me hablaste, un torbellino azotó mi mente, una tormenta afligío mi corazón, no se que pasó, mi paladar amargo, mi pensar confuso, tus decires confusos, tus ojos tristes, tus ojos lindos, tus ojos tristes, poco a poco sangró mi pecho, tus ojos tristes, tus decires confusos, tus ojos, tus decires, tus alfileres, poco a poco sangró mi corazón. Encontre en tu mirada un poco de dolor, no se si es dolor, no se si es amor, encontré en tu mirada mi error, mis alfileres, mis decires, tus ojos confusos, tus mejillas rosadas, mis pequeños ojos, tus cabellos castaños, mis palabras tontas, la distancia, la distancia me tortura, te alejas y me du...

La oscuridad la traía a cuestas, las nuebes no me dejaban encontrar el camino, camino que me llevaría a ti. Andaba errante, buscaba tu luz, sola, mis ojos cerrados te soñaban, te veían, mis manos vacías te acariciaban, te tenían, mis labios secos te llamaban, te besaban, mis oidos a lo lejos te escucharon en un ríachuelo escondido entre los árboles y sapos, mis ojos abiertos sin luz te buscaron, me acerque a tí persiguiendo al sonido del agua que corría entre las piedras, te bañabas, sola, desnuda, en curvas y torrentes se escapaba tu figura, me quedé allí cerca, un poco cerca, más bien un poco lejos, no quería que me sorprendieras admirandote mientras te bañabas de noche, sola, desnuda, en el riachuelo que esconden los sapos entre los árboles. Mis ojos iluminados se maravillaban por verte allí, sola, desnuda, con tu piel humeda, tu figura que se disipaba con el correr del agua, el cielo oscuro, tu figura sola, se pegaba a mis pupilas con la esperanza de no perderte, el sol celoso de ...